Sufrimiento institucional

El formar parte de una Institución puede ser beneficioso para sus integrantes, ya que entre todos, cada uno con sus particularidades, colaboran en construirla, y a su vez cada participante es construido por ella.

Sin embargo también forman parte de la convivencia institucional el daño, el sufrimiento y la alienación. La agresión y el odio, en realidad, son componentes que siempre están porque forman parte del sentir del sujeto, pero están en negativo, y por distintos  motivos saltan a primer  plano y producen efectos no deseados. Cuando esto ocurre, la regulación que organizaba al conjunto se pierde junto a la calidad de continencia de las normas. La agresión también deja de estar regulada y se despliega con facilidad en los intercambios vinculares.

Suele ocurrir que la causa del sufrimiento se ubique afuera y otros son señalados como los responsables, lo que aumenta los reproches en el grupo. Sin pretender dejar de lado que hay diferentes responsabilidades entre los integrantes y las funciones que desempeñan en una Institución, todos son actores, por actividad o pasividad, que sostienen una forma determinada de intercambio.   

Los transformaciones son necesarias e inevitables, pero también implican transitar momentos de desconcierto, desestructuración y pérdida, en tanto lo que era un referente, deja de serlo. Los cambios pueden darse, por ejemplo, por crecimiento, por pérdidas y por situaciones traumáticas internas o externas como crisis sociales, que dan lugar a que aquello que sostenía un orden se pierda.

El poder pensar en grupo ayuda a comprender que hay modos de estar juntos y que cada integrante ayuda a sostenerlo, como un principio organizador que va más allá de la participación individual. A veces se facilita, a través de una retroalimentación recíproca de la repetición de situaciones conflictivas.

El trabajo vincular ayuda a recuperar esta visión global, teniendo cuenta el interjuego de todos los actores. Poder trasladarse desde la vivencia de incomodidad y de reproche, a comprender la situación conflictiva que sostiene las interacciones, ayuda a encontrar otros caminos a desarrollar y poder salir de un libreto repetido y sufriente.

Como herramienta de trabajo contamos con grupos de reflexión y talleres con grupos, coordinados por especialistas en grupo, que a través de diversas actividades pueden ayudar a encontrar las palabras y pensamientos que permitan abordar las situaciones de conflicto.

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